10.12.09

Disfunciones Sexuales



Nosotros somos seres sexuales globalmente. Y así tenemos la capacidad de expresarnos y sentir placer en todo nuestro cuerpo, siendo este medio para la expresión oral.
La capacidad de sentir placer con todo nuestro cuerpo está muy influenciada por factores culturales y sociales, y de este modo, tradicionalmente, se ha asociado sexualidad con coito y reproducción. Esto ha influido mucho en nuestra manera de vivir la sexualidad, así muchas veces se reduce la sexualidad al coito, y otras veces además, encontramos que muchas parejas se quejan de que sus relaciones no son todas lo satisfactorias y placenteras que desearían.
Por múltiples causas, orgánicas, medicas, psicológicas, sociales, ambientales, culturales, educativas, actitudinales, de la propia interacción de pareja, etc.; la sexualidad se puede convertir en algo poco placentero e incluso molesto y desagradable. Una escasa educación sexual, puede, por ejemplo, conllevar sentimientos de miedo o culpa hacia el placer, y por tanto, la persona tratará de evitar situaciones sexuales. Un problema médico, por supuesto, puede influir en la respuesta sexual al igual que el consumo de drogas. Una pareja que no se comunica lo suficiente en cuanto a su modo de vivir la sexualidad, seguramente, manifestará desencanto con su relación sexual. Una baja autoestima puede conllevar a que no se plantee a la pareja el deseo, y en consecuencia, a no sentirse satisfecha en la relación. La ansiedad y la autoexigencia de responder sexualmente pueden provocar una alteración de alguna fase de la respuesta sexual.
Estos y otros muchos problemas que se refieren a alteraciones de la respuesta sexual, se llaman disfunciones sexuales. Se pueden considerar las siguientes, en función de la fase de la respuesta sexual alterada.


DESEO SEXUAL

Deseo sexual inhibido: se caracteriza por la carencia o disminución del apetito sexual, y por la no atracción por el sexo o las conductas sexuales. La persona que tiene deseo sexual inhibido evita las relaciones sexuales.
Deseo sexual hiperactivo: se caracteriza por un deseo y unas ganas excesivas de mantener conductas sexuales con una frecuencia altísima. Se considera que el deseo es hiperactivo si además infiere la relación de pareja, e impide que la persona prosiga con sus tareas habituales.

EXCITACIÓN

Inhibición de la excitación sexual en la mujer: Consiste en que la mujer tiene problemas para excitarse, y así, problemas para lubricar, a pesar que la estimulación sexual es adecuada y efectiva.
Disfunción erectiva: supone la imposibilidad de obtener y/o mantener una erección, cuando hay una estimulación sexual adecuada.

ORGASMO

Disfunción orgásmica en el hombre o la mujer: es una disfunción sexual que se caracteriza por la dificultad o imposibilidad de alcanzar el orgasmo, tras una fase de excitación normal y una adecuada estimulación sexual..
Eyaculación precoz: se caracteriza por la dificultad para controlar la eyaculación y que esta ocurra antes de que la persona lo desee.
Además hay otro tipo de disfunciones sexuales, que no van asociadas con las fases de la respuesta sexual:
Vaginismo: se caracteriza por la aparición de espasmos en la musculatura del tercio externo de la vagina, que interfieren e incluso llegan a impedir o hacer doloroso el coito.
Dispareunia: consiste en la aparición, en hombres y mujeres, de dolor genital antes, durante o después del coito; o durante la excitación, el orgasmo o la fase de resolución.
Por supuesto para que un problema llegue a ser disfunción sexual, debe darse de modo persistente, repetido y continuado en el tiempo.
Ya comentamos que pueden estar producidas por múltiples causas, así muchas veces no son más que una consecuencia de una escasa educación sexual, del medio o de la ansiedad con las que muchas personas viven las relaciones sexuales.
La solución a las disfunciones sexuales está en la terapia sexual, que combina algunas técnicas específicas para cada problema, con una correcta educación sexual, la facilitación de una buena comunicación en la pareja, etc.

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